El Caos XXIX: Soledad
de todos los espíritus
excelentes
Arthur Schopenhauer
En realidad nadie está tan solo como se piensa. Siempre habrá un manto de estrellas arropándolo, siempre habrá un sol que nos caliente la piel, siempre habrá un libro al que conocer profundamente, siempre habrá una melodía que te invite a susurrar. A decir verdad, todo fluye y nada permanece. En esta vida circularán numerosas personas. Conoceremos a parte de ellas pero solo una pequeña parte de todas ellas, seguirá estando ahí, pase lo que pase. Son, tal vez, unos pocos los que sigan pero valdrán, de verdad, la pena haberlas conocido. Son esos seres que, sin hacer nada, te cambian el curso de tu vida. te enseñas, aprendes, aprenden y enseñan.
La independencia es un grado. Es sentirse valeroso para vivir en libertad, para hacer lo que a uno, de verdad, le plazca. Ir de aquí para allá, llevar a cabo los sueños. Pero, a pesar de todo ello, todos necesitamos de alguien. Simplemente, compañía. No es desear nada del otro mundo. Es querer que haya alguien que escuche. Coger el coche e irse lejos puede ser maravilloso, pero ¿siempre? Hay veces en las que uno desea que exista alguien a su lado para decirle cualquier cosa y no tener que hacer a la radio partícipe de tus pensamientos. No es un deseo de estar enamorado ni enamorada; es “no hablarle a las paredes”. Es proponer cualquier situación y que, al menos uno solo, esté dispuesto a arriesgarse por ti. Es no tener que hacerlo solo. Es bonito ser invitado por alguien a pasar un tiempo con el o ella. Jamás se debería denegar una propuesta de este tipo; nunca se sabe cuanto tiempo pasará hasta volver a ver a esa persona. Tal vez, si nos ponemos pesimistas, nunca.
Solo. Esa es la palabra. Pero solo uno mismo es capaz de no sentirse solo. Creo que irse solo a los lugares es un afán de conocer cosas nuevas, personas nuevas. Y siempre ocurren cosas asombrosas. Parece tratarse de una Ley de Murphy: cuando estás con alguien y si pasa algo, podrás comentarlo, nunca pasa nada. Es cierto. En cualquier lugar, en cualquier momento siempre hay alguien dispuesto a saber de ti, conocerte. Sólo tienes que mostrarte abierto y confiar en la gente un poco. Maduro, ser maduro o, mejor dicho, consciente de tus actos es una manera de ser razonable. Tu ya sabes quienes son esas personas que de verdad te hacen sentirte bien. Tu ya sabes quienes son esas personas que te quieren y no te dejarán tirado. Tu ya sabes quienes son esas personas que no te traicionarán. Pocas, son siempre pocas pero, mejor, ¿no?
5 Comments:
Ufff qué post... La verdad es que la vida está ahí poniendole gente a uno... y es bueno conocerla. De todos y todas se aprende, hasta de los que nos hacen daño... no importa. Siempre las vivencias nos hacen más grandes. :D
Y yo me apunto para invitarte a un café algún díaaaaa
Saludos desde la otra orilla :P
jiji
Libertad a tope, pero siempre respetando a los demás.
miss u
estar solo para conocernos, reflexionar, aprender a no depender de un indeterminado para ser felices.
concuerdo con aniuxa, aprendemos de quienes nos hacen bien y de quienes nos dañan, la vida es un continuo aprender, ojalá cuando llegue la persona indicada uno pueda capitalizar todo lo que ha aprendido, en cada historia.
conozco a gente así. maldita sea, cuánta razón tenía schopenhauer en casi todo lo que decía...
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