10.6.06

El Caos XVII: Media Luna

Esta noche fui sincero, imparcial, conmigo mismo, de tal manera que odié por un momento ser quien soy. Mirada perdida, igual que la ilusión. Mi propósito no era otro que aclarar ideas, no por gusto, sino por necesidad. Desde hace días me notaba muy diferente, nunca supe contar problemas y opté por esconderlos ahí dentro, donde nadie es capaz de entrar.

Estando solo, bueno, acompañado por media luna, solté parrafadas de cabeza a corazón. Éste último no se lo esperaba, y así fue: reproches, lágrimas y toda lástima que mi ser fue capaz de relucir. Aposté fuerte, nada de verdades a medias, esas duelen más que una simple mentira. La oscuridad me protegía, igual que la media luna entre las nubes. Noche larga que desató mil nudos, menos uno: el de mi garganta.

Sentí que el aire se hacía pesado y que el tiempo seguía jugando y yo...yo aceptaba ese rol.

-“Espero que esto valga la pena”-

Esta frase se paseó por mi cabeza hasta que pecó de insegura. Existían motivos para encontrarme así ya que todo lo que guardaba ahí dentro dijo “basta”; y me rendí. Me rendí porque quise, porque me convencieron largas noches de sequía en la boca y humedad en los ojos. Me vi tumbado en la hierba, me vi desde allá arriba, como si mis ojos fuesen media luna. Y en realidad lo fueron.

La diferencia entre tranquilidad e incertidumbre carecía de importancia aquella noche. Incluso llegué a la conclusión de que me apetecía y necesitaba sentirme mal. No como víctima sino como inadaptado. Igual que un personaje de cuento que no encuentra el sentido a la historia. Al final, recogí mis penas, que no eran pocas, pero tampoco muchas, y me fui. No porque necesitase dormir, no, simplemente porque entre verdades a medias a medias y una luna a medias, no me encontraba bien. ¿Por qué? Porque hace tiempo que las cosas a medias dejaron de gustarme.

Manuel Baile

1 Comments:

Blogger Eugenia said...

Definitivamente voy a volverme su fan.
Sus textos son tan ciertos, como intensos los sentimientos que manifiestan.
Son fascinantes, por la manera en que están escritos, porque son auténticos, y bueno, porque lo entiendo (muchos hemos caminado por las mismas rutas).
quién no se ha odiado alguna vez??? he leído primero el texto posterior, con lo cual al leer este comprendo su evolución, y me alegra.
Es sano odiarse a veces, cuando sirve para cambiar esas tibiezas que aceptamos por haraganes.
Llega un momento en que no lo soportamos, y es el odio, el reproche, las lágrimas, la bronca, todo eso, lo que nos tranporta al nuevo ciclo.

"Incluso llegué a la conclusión de que me apetecía y necesitaba sentirme mal. No como víctima sino como inadaptado. " esta es sin duda, una de las frases más brillantes (y oscuras) del texto. Sí, necesitabas, para encontrarte, para enfrentarte, para reconocerte. Preferible eso, y no ser un gris, un desconocido ante uno mismo.

Espero que sigas escribiendo, así te disfruto.
Te felicito, por tu texto, y por tu nuevo ciclo...

1:23 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home